LA HUELGA DEL MONO
Los anarquistas y las movilizaciones contra el retrato obligatorio (Valparaíso, 1913)
Eduardo Godoy Sepúlveda
Card image cap

Todos los días, a cualquier hora del día, en las situaciones más inverosímiles, uno se encuentra en las “redes sociales” con las fotografías de la vida de un montón de personas que definimos como “amigos”. Retratar cada aspecto del cotidiano, compartir imágenes de hijos, nietos, parejas, selfies, e incluso fantasear con que es real esa vida otra que siempre soñamos con tener, y que a través de las trampas de la red global y la tecnología, es más fácil teatralizar.
Pocos se cuestionan el sacarse la foto carné’ para el RUT, la identificación del trabajo, la tarjeta de socio y el montón de cosas en que nuestro rostro debe aparecer, casi siempre sin mucha gracia. Es normal reírse con la famosa fotito, que bien adornaría un letrero de “Se Busca”.
Y aunque más de una vez sentimos esa molestia incómoda por tener que mostrar el carné’ para que éste dijera que nosotros somos nosotros, como editorial no habíamos dado una discusión seria al respecto hasta que nos llegó este libro a las manos. Fue como darle nombre a la incomodidad, encontrar en este pedacito de historia, bien contada por lo demás, la explicación del por qué nos molestaba tanto exhibicionismo, tanto el de las redes sociales, como el legal, el que nos obliga a poner nuestra imagen en montón de documentos para ratificar nuestra identidad.
Porque hubo un tiempo que un grupo de obreros organizados decidieron movilizarse cuando los patrones exigieron el “retrato obligatorio”, porque eso les quitaba dignidad, los marcaba como se marca al ganado, los ponía a la altura del letrero “Se Busca”, y le daba instrumentos a quienes tenían el poder (los mismos de siempre) para perseguirlos, identificarlos y clasificarlos y después tomar acciones poco favorables para el retratado.
Eduardo Godoy nos invita a conocer a estos obreros y a aprender de ellos, los pequeños y grandes detalles de esta movilización olvidada de la historia oficial, pero cuyo conocimiento se hace imprescindible en estos nuevos tiempos.
Para una editorial como esta, que intenta construirse a escala humana, en donde conversarse un café, reunirnos con tecito y pan para soñar juntos el camino a recorrer, que arma fiestas para encontrarnos, abrazarnos y contarnos cómo vamos, es un orgullo poner a disposición esta investigación histórica, que cumple una de las premisas básicas de nuestras publicaciones, nos permite sentir la realidad.

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LA HUELGA DEL MONO
Los anarquistas y las movilizaciones contra el retrato obligatorio (Valparaíso, 1913)
Eduardo Godoy Sepúlveda

Todos los días, a cualquier hora del día, en las situaciones más inverosímiles, uno se encuentra en las “redes sociales” con las fotografías de la vida de un montón de personas que definimos como “amigos”. Retratar cada aspecto del cotidiano, compartir imágenes de hijos, nietos, parejas, selfies, e incluso fantasear con que es real esa vida otra que siempre soñamos con tener, y que a través de las trampas de la red global y la tecnología, es más fácil teatralizar.
Pocos se cuestionan el sacarse la foto carné’ para el RUT, la identificación del trabajo, la tarjeta de socio y el montón de cosas en que nuestro rostro debe aparecer, casi siempre sin mucha gracia. Es normal reírse con la famosa fotito, que bien adornaría un letrero de “Se Busca”.
Y aunque más de una vez sentimos esa molestia incómoda por tener que mostrar el carné’ para que éste dijera que nosotros somos nosotros, como editorial no habíamos dado una discusión seria al respecto hasta que nos llegó este libro a las manos. Fue como darle nombre a la incomodidad, encontrar en este pedacito de historia, bien contada por lo demás, la explicación del por qué nos molestaba tanto exhibicionismo, tanto el de las redes sociales, como el legal, el que nos obliga a poner nuestra imagen en montón de documentos para ratificar nuestra identidad.
Porque hubo un tiempo que un grupo de obreros organizados decidieron movilizarse cuando los patrones exigieron el “retrato obligatorio”, porque eso les quitaba dignidad, los marcaba como se marca al ganado, los ponía a la altura del letrero “Se Busca”, y le daba instrumentos a quienes tenían el poder (los mismos de siempre) para perseguirlos, identificarlos y clasificarlos y después tomar acciones poco favorables para el retratado.
Eduardo Godoy nos invita a conocer a estos obreros y a aprender de ellos, los pequeños y grandes detalles de esta movilización olvidada de la historia oficial, pero cuyo conocimiento se hace imprescindible en estos nuevos tiempos.
Para una editorial como esta, que intenta construirse a escala humana, en donde conversarse un café, reunirnos con tecito y pan para soñar juntos el camino a recorrer, que arma fiestas para encontrarnos, abrazarnos y contarnos cómo vamos, es un orgullo poner a disposición esta investigación histórica, que cumple una de las premisas básicas de nuestras publicaciones, nos permite sentir la realidad.

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Y tú, ¿Qué dices?

Juan Silva (07 Ene 2021) —Hola!! Existirá el libro "la huelga del mono" en la sucursal de Santiago?