Este libro-compañeroa se enfrenta a la racionalidad quirúrgica de la verdad incuestionable de la medicina moderna, refleja experiencias colmadas de poesía y amor, siendo un masaje a nuestros sentidos cada una de ellas. Con sencillez, precisión, viajamos a las profundidades de los úteros maternos para liberarnos de nuestras cargas y reconectarnos con nuestras originarias memorias animales, no desde una mirada esencialista de la mujer o del ser humano sino desde la revisión de los aprendizajes instintivos y culturales que traemos en nuestra historia evolutiva, en las memorias de la existencia del ser, sentir, pensar, crear y parir, aceptando todas nuestras diversidades, complejidades y particularidades en tanto mujeres.
Nuestras autoras comparten el camino que ellas han dado para volver a sentir, es el grito de valentía, el arrumaco subversivo de mujeres que vienen a recordar que estamos vivas, sin miedo al dolor, frente a todo lo establecido por la sacra institución médica, defendiendo que el parto consciente es considerar los sentimientos y que los sentimientos son fundamentales dentro de la conciencia para la existencia del ser, de la misma esencialidad como es el acto de parir.
Las mujeres autoras de este libro van a romper con la estructura impuesta de relegarse al espacio privado, y lo privado de la crianza lo convierten en público para no estar nunca más encerradas, para no sufrir el abuso de las soledades y nos alumbrarán con sus círculos de mujeres, que en tanto saberes ancestrales comprenden nuestro tiempo cíclico. Y como ellas mismas señalan en cada relato, en cada nacimiento, repasamos nuestras crianzas, podemos escoger el reproducir los errores y las certezas de nuestras madres y padres, y de volver a nacer con nuestras hijas e hijos.
Tal vez sin proponérselo cada nacimiento cicatrizado, contado, respetado es un retorno histórico de la humanidad, lucha que puede restaurar el mundo con su propuesta afectiva de relacionarse como madres, hijas, hijos, con los compañeros, con la vida, con y entre nosotras. Nos recuerda que las “mujeres no estamos solas” y explica la importancia de estar organizadas en torno al parto y a todos los temas que en tanto territorio mujer nos competen, sabiendo que si nos acompañamos nunca más habrá “una menos”.