Los buenos no usan paraguas
(Desmontando un montaje, desnudando al Estado)
Asel Luzarraga
Card image cap

En diciembre de 2009, Asel Luzurraga apareció en todos los noticieros chilenos, acusado de poseer material explosivo en su hogar. Un ciudadano vasco de tendencia anarquista, que vivía en Temuco se convirtió en el actor perfecto para un thriller político en donde los medios nacionales no dudaron en hacer lazos con la ETA, terrorismo internacional y violencia mapuche. Este libro es la crónica de esos hechos, relatados por su protagonista.

Como editorial creemos firmemente en la importancia de ir armando nuestra historia –la de nuestro país, de Latinoamérica, de los colectivos, de las organizaciones, de las poblaciones, del sin fin de factores que nos construyen como sociedad– a partir de las pequeñas historias de los que, desde abajo y a la izquierda, aportan con sus experiencias y testimonios.

Los buenos no usan paraguas es una de estas pequeñas-grandes historias que nos van construyendo, bajo una línea que no nos gusta porque queremos ser optimistas, pero que hay que sacar a la luz, porque somos realistas: la maquinaria del poder resoplando a nuestras espaldas, advirtiendo en el peor tono que ser diferente, idealista, querer un mundo en donde caben todos los mundos, está absolutamente en contra de la “sociedad normal”.

Asel Luzurraga es anarquista, escritor, disidente, de origen vasco, que se le ocurre ir a vivir a Temuco, la capital de la Araucanía, en donde las “instituciones” le han dado duro al Pueblo Mapuche… ¡Cuántos pecados! todo un prontuario sólo con presentarlo. En este valioso documento devela, desmonta y desengrana todo un sistema que busca mantener a cierta casta en el poder, avalado en la institucionalidad que otorga el Estado. ¡Ay! de quien ose pensar o hacer algo distinto a los designios de dicha estructura, el peso de la “normalidad” caerá sobre nuestros cuerpos, y cada cierto tiempo el gran gigante mostrará un ejemplificador castigo a quienes se salgan del camino.

Sin embargo, donde el gran aparato busca generar miedos y desconfianzas, es donde los que construimos desde abajo encontramos fuerzas para seguir luchando… ante la adversidad encontramos solidaridad, compañeros, ayudas desinteresadas, historias mínimas dignas de contar y compartir. En todas las historias que nos cuenta Asel en este libro, se encuentran estas palabras.

Porque este texto no es sólo la historia de una detención y un montaje… es el sin fin de historias que se construyen alrededor de una situación injusta y que nos hace creer con firmeza en que el camino que hemos tomado, y en donde nos encontramos compañeros de ruta como Asel, es una buena decisión, la de ser puente entre estos relatos y lectores que quieren abrir sus horizontes.

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Los buenos no usan paraguas
(Desmontando un montaje, desnudando al Estado)
Asel Luzarraga

En diciembre de 2009, Asel Luzurraga apareció en todos los noticieros chilenos, acusado de poseer material explosivo en su hogar. Un ciudadano vasco de tendencia anarquista, que vivía en Temuco se convirtió en el actor perfecto para un thriller político en donde los medios nacionales no dudaron en hacer lazos con la ETA, terrorismo internacional y violencia mapuche. Este libro es la crónica de esos hechos, relatados por su protagonista.

Como editorial creemos firmemente en la importancia de ir armando nuestra historia –la de nuestro país, de Latinoamérica, de los colectivos, de las organizaciones, de las poblaciones, del sin fin de factores que nos construyen como sociedad– a partir de las pequeñas historias de los que, desde abajo y a la izquierda, aportan con sus experiencias y testimonios.

Los buenos no usan paraguas es una de estas pequeñas-grandes historias que nos van construyendo, bajo una línea que no nos gusta porque queremos ser optimistas, pero que hay que sacar a la luz, porque somos realistas: la maquinaria del poder resoplando a nuestras espaldas, advirtiendo en el peor tono que ser diferente, idealista, querer un mundo en donde caben todos los mundos, está absolutamente en contra de la “sociedad normal”.

Asel Luzurraga es anarquista, escritor, disidente, de origen vasco, que se le ocurre ir a vivir a Temuco, la capital de la Araucanía, en donde las “instituciones” le han dado duro al Pueblo Mapuche… ¡Cuántos pecados! todo un prontuario sólo con presentarlo. En este valioso documento devela, desmonta y desengrana todo un sistema que busca mantener a cierta casta en el poder, avalado en la institucionalidad que otorga el Estado. ¡Ay! de quien ose pensar o hacer algo distinto a los designios de dicha estructura, el peso de la “normalidad” caerá sobre nuestros cuerpos, y cada cierto tiempo el gran gigante mostrará un ejemplificador castigo a quienes se salgan del camino.

Sin embargo, donde el gran aparato busca generar miedos y desconfianzas, es donde los que construimos desde abajo encontramos fuerzas para seguir luchando… ante la adversidad encontramos solidaridad, compañeros, ayudas desinteresadas, historias mínimas dignas de contar y compartir. En todas las historias que nos cuenta Asel en este libro, se encuentran estas palabras.

Porque este texto no es sólo la historia de una detención y un montaje… es el sin fin de historias que se construyen alrededor de una situación injusta y que nos hace creer con firmeza en que el camino que hemos tomado, y en donde nos encontramos compañeros de ruta como Asel, es una buena decisión, la de ser puente entre estos relatos y lectores que quieren abrir sus horizontes.

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