… Me propuse escribir “la historia” del MAPU-Lautaro, pero me fui dando cuenta de lo imposible que esto sería; no solo por la enorme cantidad de entrevistas que debía hacer, sino porque las reflexiones de quienes habían pertenecido eran diversas y, en algunas ocasiones, divergentes. Por otro lado, el nuevo libro de Pedro Rosas contiene un completo análisis de la política e ideología propuesta por la organización entre 1982 y 2004, por lo que el presente libro no es un símil, sino una interpretación narrativa de lo que yo creía que eran los aspectos más relevantes de sus orígenes, basándome en la lectura de fuentes escritas y sobre todo orales4. La tarea no fue sencilla. Las y los militantes, la mayoría provenientes de los sectores populares, venían transitando de un largo silencio producto, por un lado, de una extensa prisión en democracia, o por haber abandonado la lucha armada al contrario de sus ex compañeros y compañeras. Pese a esto, y debido a que mi padre permaneció más de doce años en prisión como miembro del MAPU-Lautaro, conocí y logré entrevistar alrededor de 40 militantes entre el 2005 y el 2018. Algunos de ellos los grabé en más de dos o tres oportunidades. Los nombres de las personas entrevistadas, escritos en cursiva, son seudónimos, ya sea ocupados en dicha época o inventados para esta ocasión. El texto actual, se nutrió de esta investigación de quince años, pero con entrevistas y documentos nuevos, siendo redactado entre julio del 2016 y agosto de 2019. La revuelta y la pandemia retrasó su edición, pero permitió mirar con lejanía las razones que justificaban escribir y proponerle a la editorial Quimantú publicar este nuevo volumen.
¿Cómo catalogarlo? ¿Un libro de historia? ¿Historia narrativa? Decidí realizar un libro de historia, pero escrito narrativamente, centrado los detalles y la trama, más que de explicitar hipótesis y objetivos. Aunque revisé prensa y decenas de documentos partidarios –muchos de ellos inéditos–, me basé principalmente en las memorias de militantes del MAPU-Lautaro, lo que no necesariamente lo convierte en un texto de memoria, porque me propuse contrastar los hechos rememorados con otras fuentes u otras personas. Realicé una línea cronológica a partir de dichas memorias, pero tracé idas y venidas, como un espiral. Claramente los diálogos y los recuerdos de quienes conversaron conmigo son reelaboraciones imperfectas de acontecimientos de tres décadas atrás, pero las quiero proponer como “dibujos de los recuerdos”. Entiendo la memoria como trazos que se hacen años posteriores y que se discuten con el investigador como quien realiza una viñeta: su lectura no es la realidad, pero la búsqueda de ella es su objetivo. Algo parecido a lo que el antropólogo, periodista y artesano, Edilberto Jiménez, realizó sobre la violencia política en el Perú5. La crudeza de sus retratos buscaron reflejar hechos que muchas veces eran imposibles de transmitir en otros formatos. En mi caso, descartando el don de la ilustración, busqué “dibujar” los recuerdos de mis entrevistadas(os) en una trama narrativa, esperando que el espesor de todas esas memorias lograse condensarse en un relato sólido y que se acercara lo más posible a la realidad. Al menos, esas fueron mis intenciones…
Nicolás Acevedo Arriaza
Fragmento del prólogo
… Me propuse escribir “la historia” del MAPU-Lautaro, pero me fui dando cuenta de lo imposible que esto sería; no solo por la enorme cantidad de entrevistas que debía hacer, sino porque las reflexiones de quienes habían pertenecido eran diversas y, en algunas ocasiones, divergentes. Por otro lado, el nuevo libro de Pedro Rosas contiene un completo análisis de la política e ideología propuesta por la organización entre 1982 y 2004, por lo que el presente libro no es un símil, sino una interpretación narrativa de lo que yo creía que eran los aspectos más relevantes de sus orígenes, basándome en la lectura de fuentes escritas y sobre todo orales4. La tarea no fue sencilla. Las y los militantes, la mayoría provenientes de los sectores populares, venían transitando de un largo silencio producto, por un lado, de una extensa prisión en democracia, o por haber abandonado la lucha armada al contrario de sus ex compañeros y compañeras. Pese a esto, y debido a que mi padre permaneció más de doce años en prisión como miembro del MAPU-Lautaro, conocí y logré entrevistar alrededor de 40 militantes entre el 2005 y el 2018. Algunos de ellos los grabé en más de dos o tres oportunidades. Los nombres de las personas entrevistadas, escritos en cursiva, son seudónimos, ya sea ocupados en dicha época o inventados para esta ocasión. El texto actual, se nutrió de esta investigación de quince años, pero con entrevistas y documentos nuevos, siendo redactado entre julio del 2016 y agosto de 2019. La revuelta y la pandemia retrasó su edición, pero permitió mirar con lejanía las razones que justificaban escribir y proponerle a la editorial Quimantú publicar este nuevo volumen.
¿Cómo catalogarlo? ¿Un libro de historia? ¿Historia narrativa? Decidí realizar un libro de historia, pero escrito narrativamente, centrado los detalles y la trama, más que de explicitar hipótesis y objetivos. Aunque revisé prensa y decenas de documentos partidarios –muchos de ellos inéditos–, me basé principalmente en las memorias de militantes del MAPU-Lautaro, lo que no necesariamente lo convierte en un texto de memoria, porque me propuse contrastar los hechos rememorados con otras fuentes u otras personas. Realicé una línea cronológica a partir de dichas memorias, pero tracé idas y venidas, como un espiral. Claramente los diálogos y los recuerdos de quienes conversaron conmigo son reelaboraciones imperfectas de acontecimientos de tres décadas atrás, pero las quiero proponer como “dibujos de los recuerdos”. Entiendo la memoria como trazos que se hacen años posteriores y que se discuten con el investigador como quien realiza una viñeta: su lectura no es la realidad, pero la búsqueda de ella es su objetivo. Algo parecido a lo que el antropólogo, periodista y artesano, Edilberto Jiménez, realizó sobre la violencia política en el Perú5. La crudeza de sus retratos buscaron reflejar hechos que muchas veces eran imposibles de transmitir en otros formatos. En mi caso, descartando el don de la ilustración, busqué “dibujar” los recuerdos de mis entrevistadas(os) en una trama narrativa, esperando que el espesor de todas esas memorias lograse condensarse en un relato sólido y que se acercara lo más posible a la realidad. Al menos, esas fueron mis intenciones…
Nicolás Acevedo Arriaza
Fragmento del prólogo
Nicolás Acevedo Arriaza
(Santiago, 1981). Licenciado en Historia (ARCIS), Magister y Doctor en Historia (USACH). Actualmente se desempeña como profesor en USACH y U. de Chile, especializado en historia social, politización de los sectores populares urbanos y rurales y juventud popular en la transición a la democracia. Miembro de Núcleo de Historia Social Popular y el Grupo de Trabajo “Género, feminismos y memorias” de CLACSO.