EL ECOLOGISMO DE LOS POBRES
Conflictos ambientales y lenguajes de valoración
Joan Martínez Alier
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La máquina suena fuerte, gira fuerte. Avanza y no para. Roba petróleo y minerales del subsuelo, roba agua y dice que produce tanta cosa que vocifera en el mercado, cada día, con una oferta más barata. Al robar, contamina, destruye y extingue, sin embargo le llama pasivo ambiental, externalidad negativa, un acontecimiento imprevisible, en fin, simplemente una emergencia ajena a toda voluntad.
Todo lo que la máquina ha “producido”, se vende y se ofrece en un mercado que, dice ella misma, integra todos los aspectos de la Tierra. Se crea el mercado ficticio y aparecen las inversiones, con cuellos y corbatas que especulan con acciones que en último término, representan el intento de la apropiación del mercado sobre la naturaleza.
La máquina hace creer que lo tiene todo y con su lenguaje se autorrefiere a sí misma como la salvación y quien no emprenda su propio negocio quedará fuera. Promesas de desarrollo, progreso y avances que ya tienen demasiados años. Ahí está el núcleo del libro: el mercado es insuficiente y, aunque diga lo contrario, no puede abarcar las resistencias y los lenguajes comunitarios.
El profundo análisis de más de 150 años de historia económica y ecológica se enmarcan en la pregunta: ¿Quién tiene el poder de imponer cierto lenguaje por sobre otro?
Desde ahí se desglosa lo que es la Ecología Política “un paraguas que este libro utiliza para abarcar las preocupaciones sociales y las formas de acción social nacidas de ver el medio ambiente como fuente de sustento humano” (p. 321-322). Y, como lo menciona Joan Martínez Alier, la “inconmensurabilidad” y la “discrepancia” de la naturaleza hacen que una economía de valores de mercado no sea suficiente para pensar el valor de un paisaje, o el valor de la semilla en torno a la cultura, o el valor del agua de un río amenazado por una hidroeléctrica o una minera.
Una vez hecho el delito, la pregunta entonces es: ¿Cómo se calcula una reparación “justa”? ¿Quién recibe una indemnización monetaria por una contaminación de petróleo en una bahía? ¿Los pescadores? ¿Las gaviotas? ¿La sal del mar? ¿La arena? ¿el pueblo entero? ¿el país? Y volvemos ¿quién tiene el poder de tomar esa decisión?
Joan Martínez Alier nos comparte en “El ecologismo de los pobres. Conflictos ambientales y lenguajes de valoración”, un recorrido histórico por diferentes luchas ambientales alrededor del orbe donde da cuenta de lo que está dentro y lo que está fuera de esta máquina económica. Abre un tajo en el lenguaje mercantil cuando escucha el sonido de los tambores de las comunidades que luchan en sus territorios y nos expone estas “otras” palabras, estos “otros” lenguajes que soterradamente buscan la liberación de la Tierra.
Expone con especial minuciosidad las construcciones discursivas que hacen desde el Estado y las empresas en torno a los conflictos ambientales, así como las estrategias políticas de penetración para dividir los movimientos en los conflictos y así, mermar su poder. Así también da cuenta de cuando las comunidades libres entran en escena movilizadas por las amenazas que tienen en sus territorios y aprenden a hablar con sus propios lenguajes que siempre están fuera del mercado. Y reconocer que siempre las comunidades saben decir cuál es el problema que les afecta cuando un proyecto les ofrece desarrollo y trabajo, pues como dice el autor, “la gente local afectada por los impactos aprende el vocabulario que necesita” (podrías buscar la página para dejarlo citado), es uno de los principales desafíos que nos deja la lectura de estas páginas.
Las luchas contra las camaroneras, las hidroeléctricas, la minería, los proyectos nucleares, también la protección de las semillas y el intento por evitar que se patente la vida, también la lucha por el reconocimiento de la deuda ecológica, el aporte de las organizaciones no gubernamentales y las redes internacionales en las luchas locales, son analizadas por la lupa minuciosa del economista español que por primera vez publica en Chile.
Esta oportunidad de rajar el mercado para escuchar otros lenguajes que surgen de la tierra conjugando diferentes ciencias, es lo que Editorial Quimantú pone a disposición de sus lectores en este libro, pues tenemos siempre la esperanza de que el poder de la gente sabrá escuchar el latido de la tierra, el canto del pájaro, el sonido del agua golpeando la piedra, el viento entre las ramas de los árboles, el perro sediento y el cóndor cruzando libre sobre la cordillera de los Andes vigilando atento los glaciares.

Editorial Quimantú / Olca

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EL ECOLOGISMO DE LOS POBRES
Conflictos ambientales y lenguajes de valoración
Joan Martínez Alier

La máquina suena fuerte, gira fuerte. Avanza y no para. Roba petróleo y minerales del subsuelo, roba agua y dice que produce tanta cosa que vocifera en el mercado, cada día, con una oferta más barata. Al robar, contamina, destruye y extingue, sin embargo le llama pasivo ambiental, externalidad negativa, un acontecimiento imprevisible, en fin, simplemente una emergencia ajena a toda voluntad.
Todo lo que la máquina ha “producido”, se vende y se ofrece en un mercado que, dice ella misma, integra todos los aspectos de la Tierra. Se crea el mercado ficticio y aparecen las inversiones, con cuellos y corbatas que especulan con acciones que en último término, representan el intento de la apropiación del mercado sobre la naturaleza.
La máquina hace creer que lo tiene todo y con su lenguaje se autorrefiere a sí misma como la salvación y quien no emprenda su propio negocio quedará fuera. Promesas de desarrollo, progreso y avances que ya tienen demasiados años. Ahí está el núcleo del libro: el mercado es insuficiente y, aunque diga lo contrario, no puede abarcar las resistencias y los lenguajes comunitarios.
El profundo análisis de más de 150 años de historia económica y ecológica se enmarcan en la pregunta: ¿Quién tiene el poder de imponer cierto lenguaje por sobre otro?
Desde ahí se desglosa lo que es la Ecología Política “un paraguas que este libro utiliza para abarcar las preocupaciones sociales y las formas de acción social nacidas de ver el medio ambiente como fuente de sustento humano” (p. 321-322). Y, como lo menciona Joan Martínez Alier, la “inconmensurabilidad” y la “discrepancia” de la naturaleza hacen que una economía de valores de mercado no sea suficiente para pensar el valor de un paisaje, o el valor de la semilla en torno a la cultura, o el valor del agua de un río amenazado por una hidroeléctrica o una minera.
Una vez hecho el delito, la pregunta entonces es: ¿Cómo se calcula una reparación “justa”? ¿Quién recibe una indemnización monetaria por una contaminación de petróleo en una bahía? ¿Los pescadores? ¿Las gaviotas? ¿La sal del mar? ¿La arena? ¿el pueblo entero? ¿el país? Y volvemos ¿quién tiene el poder de tomar esa decisión?
Joan Martínez Alier nos comparte en “El ecologismo de los pobres. Conflictos ambientales y lenguajes de valoración”, un recorrido histórico por diferentes luchas ambientales alrededor del orbe donde da cuenta de lo que está dentro y lo que está fuera de esta máquina económica. Abre un tajo en el lenguaje mercantil cuando escucha el sonido de los tambores de las comunidades que luchan en sus territorios y nos expone estas “otras” palabras, estos “otros” lenguajes que soterradamente buscan la liberación de la Tierra.
Expone con especial minuciosidad las construcciones discursivas que hacen desde el Estado y las empresas en torno a los conflictos ambientales, así como las estrategias políticas de penetración para dividir los movimientos en los conflictos y así, mermar su poder. Así también da cuenta de cuando las comunidades libres entran en escena movilizadas por las amenazas que tienen en sus territorios y aprenden a hablar con sus propios lenguajes que siempre están fuera del mercado. Y reconocer que siempre las comunidades saben decir cuál es el problema que les afecta cuando un proyecto les ofrece desarrollo y trabajo, pues como dice el autor, “la gente local afectada por los impactos aprende el vocabulario que necesita” (podrías buscar la página para dejarlo citado), es uno de los principales desafíos que nos deja la lectura de estas páginas.
Las luchas contra las camaroneras, las hidroeléctricas, la minería, los proyectos nucleares, también la protección de las semillas y el intento por evitar que se patente la vida, también la lucha por el reconocimiento de la deuda ecológica, el aporte de las organizaciones no gubernamentales y las redes internacionales en las luchas locales, son analizadas por la lupa minuciosa del economista español que por primera vez publica en Chile.
Esta oportunidad de rajar el mercado para escuchar otros lenguajes que surgen de la tierra conjugando diferentes ciencias, es lo que Editorial Quimantú pone a disposición de sus lectores en este libro, pues tenemos siempre la esperanza de que el poder de la gente sabrá escuchar el latido de la tierra, el canto del pájaro, el sonido del agua golpeando la piedra, el viento entre las ramas de los árboles, el perro sediento y el cóndor cruzando libre sobre la cordillera de los Andes vigilando atento los glaciares.

Editorial Quimantú / Olca

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Joan Martínez Alier

Fue co-fundador en 1987 y ha sido presidente de la Sociedad Internacional de Economía Ecológica. Es profesor emérito en el ICTA de la Universidad Autónoma de Barcelona y de la FLACSO (Ecuador).
Es autor de los libros La Economía y la Ecología (1991), De la Economía Ecológica al Ecologismo Popular (1992), Economía Ecológica y Política Ambiental (2013).
Director de la revista “Ecología Política” desde 1990. Actualmente dirige el proyecto de investigación EJOLT (www.ejolt.org) sobre conflictos ecológico-disributivos en todo el mundo, que ha producido el Atlas de Justicia Ambiental (www.ejatlas.org).

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