Historia Ausente
Relatos colectivos en torno al terremoto
A muchas voces
Card image cap

Ahora soy de la memoria,
ahora pertenezco al viento;
otro dirá en su momento
si fui más pena que gloria.
Lo que fue nuevo es historia
y lo que nace alza vuelo
con el sueño de tocar el cielo.

Silvio Rodríguez

Durante la primera semana de abril, de este año, pudimos enterarnos de los más de 35.000 millones de dólares (45% más que el 2009) que ganaron las grandes empresas (excluyendo CODELCO) durante el año del terremoto y el bicentenario. Según algún diario capitalino, en varias áreas de este crecimiento estuvo involucrada la reconstrucción.
Por eso, aunque la patronal se preparaba a celebrar el bicentenario con todo el boato que le permitiría un país rico y un presidente de su círculo, la naturaleza se encargó de recordarnos que el modelo tenía tejado de vidrio. La inoperancia de este sistema estatal ligado a intereses absolutamente claros, gatilló un despertar de conciencia colectiva que fue capaz de operar con marcos de autogestión, autonomía y organización territorial transversal, que constituyó nuevos lugares de encuentro y reconocimiento de las comunidades.
Por eso este libro se enfoca en recuperar algunos documentos de organizaciones sociales y políticas que practican estos principios.
En la misma época en que se preparaban las conmemoraciones del primer aniversario del terremoto, una nueva experiencia territorial era capaz de botar por primera vez a un ministro del gobierno de la patronal, en Punta Arenas.
Como Quimantú, creemos firmemente que la acción colectiva se construye desde la materialidad que define nuestra condición de asalariados. A un año del terremoto, el capital y sus esbirros se han apropiado del término comunidad y han hecho del show la estrategia más eficiente para mantener atrapada a la audiencia, llegando incluso en la conmemoración de su primer año de gobierno a generar una virtual cadena nacional para cubrir la ola que se dirigía a Chile luego del terremoto de Japón.
Es por ello que hacemos este libro, intentando convertir la palabra escrita en un lugar de encuentro para la memoria, el debate y la lucha. Hemos elegido distintos textos de organizaciones que en algún momento se tomaron la palabra desde la historia, la respuesta material al acontecimiento terrible y la utopía, en las zonas afectadas por el terremoto. No pretendemos con esto una construcción científica positivista, si no la disputa por el sentido político de la memoria.
Las organizaciones seleccionadas en el texto sin duda no deben ser todas las que en los días del terremoto y este último año han sido capaces de levantarse como experiencias de contrapoder en los territorios. Pero, preferimos, a pesar de ello, hacer este libro, con la intención de que sirva para que el movimiento surgido del terremoto, sobre los muertos, y de las y los damnificados con los que lucran las grandes empresas, siga avanzando en su proceso de autoconciencia. Hemos dejado fuera algunas experiencias de aporte a la reconstrucción que no involucran la autonomía de las comunidades en la construcción del conocimiento necesario para su subsistencia. En cambio, consideramos valiosísimos documentos como el de La Legua, que nacen del diálogo y solidaridad de compañeras y compañeros.
El libro se encuentra ordenado por zonas y fechas. Los textos más antiguos son de los días posteriores al terremoto y, los más nuevos, de la conmemoración del primer aniversario de él. Podrá observarse el avance en la toma de conciencia.
Creemos que las relaciones sociales de producción, o modos en que se encuentran los seres humanos que componen las clases, permiten una lucha económica, política, ideológica y subjetiva que siempre sigue su avance, como el viejo topo de la historia. Pero, debido a que este encuentro involucra a sujetos particulares que reproducen esquemas o estructuras relacionales, no se da sólo a un nivel subjetivo, sino también social. Juan Carlos Marín señala que existe un doble momento que es distinto entre la conciencia de clase y la toma de conciencia de clase. La primera puede ser explicada con la teoría y el estudio científico de la realidad, pero el modo en que eso sucede políticamente, no depende meramente del conocimiento acerca de cómo se constituye una clase, sino también de los procesos subjetivos que constituyen la conciencia de pertenecer a esa clase. Esos son variables al campo de relaciones conflictivas entre las mismas clases.
Esperamos con este libro aportar una pequeña gota de la gran memoria colectiva que se liberará el día en que nos hayamos logrado descolonizar del capitalismo. Mientras ese momento llega esperamos que sea un arma que nos permita destruir los escaparates del paraíso neoliberal.
Que disculpen los compañeros y compañeras que, seguramente, han realizado mucho más de lo que se dice y hace en este libro y que aún, desgraciadamente para nosotros, no los(as) conocemos.
Historia Ausente invoca y evoca Historia Viva de relatos colectivos en torno a la resistencia al modelo.

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Historia Ausente
Relatos colectivos en torno al terremoto
A muchas voces

Ahora soy de la memoria,
ahora pertenezco al viento;
otro dirá en su momento
si fui más pena que gloria.
Lo que fue nuevo es historia
y lo que nace alza vuelo
con el sueño de tocar el cielo.

Silvio Rodríguez

Durante la primera semana de abril, de este año, pudimos enterarnos de los más de 35.000 millones de dólares (45% más que el 2009) que ganaron las grandes empresas (excluyendo CODELCO) durante el año del terremoto y el bicentenario. Según algún diario capitalino, en varias áreas de este crecimiento estuvo involucrada la reconstrucción.
Por eso, aunque la patronal se preparaba a celebrar el bicentenario con todo el boato que le permitiría un país rico y un presidente de su círculo, la naturaleza se encargó de recordarnos que el modelo tenía tejado de vidrio. La inoperancia de este sistema estatal ligado a intereses absolutamente claros, gatilló un despertar de conciencia colectiva que fue capaz de operar con marcos de autogestión, autonomía y organización territorial transversal, que constituyó nuevos lugares de encuentro y reconocimiento de las comunidades.
Por eso este libro se enfoca en recuperar algunos documentos de organizaciones sociales y políticas que practican estos principios.
En la misma época en que se preparaban las conmemoraciones del primer aniversario del terremoto, una nueva experiencia territorial era capaz de botar por primera vez a un ministro del gobierno de la patronal, en Punta Arenas.
Como Quimantú, creemos firmemente que la acción colectiva se construye desde la materialidad que define nuestra condición de asalariados. A un año del terremoto, el capital y sus esbirros se han apropiado del término comunidad y han hecho del show la estrategia más eficiente para mantener atrapada a la audiencia, llegando incluso en la conmemoración de su primer año de gobierno a generar una virtual cadena nacional para cubrir la ola que se dirigía a Chile luego del terremoto de Japón.
Es por ello que hacemos este libro, intentando convertir la palabra escrita en un lugar de encuentro para la memoria, el debate y la lucha. Hemos elegido distintos textos de organizaciones que en algún momento se tomaron la palabra desde la historia, la respuesta material al acontecimiento terrible y la utopía, en las zonas afectadas por el terremoto. No pretendemos con esto una construcción científica positivista, si no la disputa por el sentido político de la memoria.
Las organizaciones seleccionadas en el texto sin duda no deben ser todas las que en los días del terremoto y este último año han sido capaces de levantarse como experiencias de contrapoder en los territorios. Pero, preferimos, a pesar de ello, hacer este libro, con la intención de que sirva para que el movimiento surgido del terremoto, sobre los muertos, y de las y los damnificados con los que lucran las grandes empresas, siga avanzando en su proceso de autoconciencia. Hemos dejado fuera algunas experiencias de aporte a la reconstrucción que no involucran la autonomía de las comunidades en la construcción del conocimiento necesario para su subsistencia. En cambio, consideramos valiosísimos documentos como el de La Legua, que nacen del diálogo y solidaridad de compañeras y compañeros.
El libro se encuentra ordenado por zonas y fechas. Los textos más antiguos son de los días posteriores al terremoto y, los más nuevos, de la conmemoración del primer aniversario de él. Podrá observarse el avance en la toma de conciencia.
Creemos que las relaciones sociales de producción, o modos en que se encuentran los seres humanos que componen las clases, permiten una lucha económica, política, ideológica y subjetiva que siempre sigue su avance, como el viejo topo de la historia. Pero, debido a que este encuentro involucra a sujetos particulares que reproducen esquemas o estructuras relacionales, no se da sólo a un nivel subjetivo, sino también social. Juan Carlos Marín señala que existe un doble momento que es distinto entre la conciencia de clase y la toma de conciencia de clase. La primera puede ser explicada con la teoría y el estudio científico de la realidad, pero el modo en que eso sucede políticamente, no depende meramente del conocimiento acerca de cómo se constituye una clase, sino también de los procesos subjetivos que constituyen la conciencia de pertenecer a esa clase. Esos son variables al campo de relaciones conflictivas entre las mismas clases.
Esperamos con este libro aportar una pequeña gota de la gran memoria colectiva que se liberará el día en que nos hayamos logrado descolonizar del capitalismo. Mientras ese momento llega esperamos que sea un arma que nos permita destruir los escaparates del paraíso neoliberal.
Que disculpen los compañeros y compañeras que, seguramente, han realizado mucho más de lo que se dice y hace en este libro y que aún, desgraciadamente para nosotros, no los(as) conocemos.
Historia Ausente invoca y evoca Historia Viva de relatos colectivos en torno a la resistencia al modelo.

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