Rabo de Zorra
Susana Gómez Castro (Comp.)
Card image cap

Un día,
sintió el murmullo,
bajo su vientre,
su madre y todas sus madres
sus hijas, todas sus hijas,
la levantaron del letargo,
le mostraron la danza del viento,
el rugido del universo,
el murmullo de los árboles,
comprendió que lo femenino,
es lucha, movimiento, acción,
lo femenino,
es la magia, unión,
comprendió que no hay saber que se aprenda en la domesticación
que fuera de la naturaleza todo es falso,
que las personas comunes perdieron
la lucha, el movimiento y la acción,
escaló un árbol,
sintió sus grietas,
gritó …

Una continuación de situaciones encantadoras ha permitido encontrarnos mutuamente para abrir los valles que convierten a “Rabo de Zorra” en la segunda publicación de nuestra colección Chusquea Quila. Consecutivo libro de parto natural que libra nuestras úteras originadoras de vida para saber cuándo y cómo darla. Tanto los saberes de dar vida, como los saberes de dar muerte, son la autonomía que ocupamos cuando nos sumergimos en el ciclo de nuestras existencias. Lucha que dentro de toda nuestra Abya Yala y orbe las mujeres hemos venido dando y practicando, aunque clandestinas, para recuperar esa elección propia en nuestro primer territorio. Así nos enseñan las zapatistas en su Ley Revolucionaria de Mujeres en uno de los puntos exigidos en aquel decreto: Tercero: Las mujeres tienen el derecho a decidir el número de hijos que pueden tener y cuidar.

“Nosotras como mujeres tenemos el derecho de decidir cómo vivir en nuestros hogares y tenemos derecho de decidir con nuestra pareja cuántos hijos podemos tener y cuidar. Tenemos derecho a que nadie nos obligue a tener más o menos hijos, que nadie nos obligue a ponernos el dispositivo si no lo queremos, tenemos derecho a que se respeten nuestras decisiones y opiniones”.
Las experiencias contenidas aquí marcan el paso para movernos al ritmo de las estaciones humanas: nacimiento, crecimiento, madurez y muerte, asumir a su vez, los ciclos que no siempre terminan y cultivarnos con entereza en la comprensión de que no todos los cachorros nacen como nos muestra la naturaleza. Generosa ella, materializa el discernimiento para hacernos de nuestro devenir con la borraja, la ruda, el perejil, las hojas de frambuesa, hermanas que comparten sus propiedades anticonceptivas, depurativas y abortivas.
Cuando decimos que somos diosas, no lo decimos desde la soberbia ególatra y subyugadora que ciertas religiones le atribuyen a este concepto, al contrario dispersamos la concentración del poder para ejercerlo en cada una de nosotras, somos todas-poderosas, porque somos creadoras con nuestras cuerpas y lo único que podría quitarnos esa soberanía, nuestra fértil capacidad es el miedo, quien atrofia y sepulta la creación.
Despiertas de los tiempos de docilidad nos pusimos en acción de recrearnos, de contenernos, de unirnos y cuidarnos entre nosotras, subvirtiendo la maquinaría diostor-gineco-asistencia sobre las pacientes-pasiva-impedidas. “Rabo de zorra” se sitúa como un enérgico desinfectante curativo del despojo clínico que se hizo con los saberes de las mujeres con respecto a sus propios partos. Volver a comprender nuestros sentires, soltar las aprehensiones, olernos, animalizarnos, saber cuándo apartarnos, refugiarnos en las experiencias y amor de nuestras compañeras, en la incondicionalidad de nuestros compañeros y compañeres, entregarnos a la muerte al unísono para dar vida así como el orgasmo nos descubre, esa “pequeña muerte” que muy grande ha de ser sí matándonos nos nace; son libertades que atraviesan la confección de este libro-revista.

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Rabo de Zorra
Susana Gómez Castro (Comp.)

Un día,
sintió el murmullo,
bajo su vientre,
su madre y todas sus madres
sus hijas, todas sus hijas,
la levantaron del letargo,
le mostraron la danza del viento,
el rugido del universo,
el murmullo de los árboles,
comprendió que lo femenino,
es lucha, movimiento, acción,
lo femenino,
es la magia, unión,
comprendió que no hay saber que se aprenda en la domesticación
que fuera de la naturaleza todo es falso,
que las personas comunes perdieron
la lucha, el movimiento y la acción,
escaló un árbol,
sintió sus grietas,
gritó …

Una continuación de situaciones encantadoras ha permitido encontrarnos mutuamente para abrir los valles que convierten a “Rabo de Zorra” en la segunda publicación de nuestra colección Chusquea Quila. Consecutivo libro de parto natural que libra nuestras úteras originadoras de vida para saber cuándo y cómo darla. Tanto los saberes de dar vida, como los saberes de dar muerte, son la autonomía que ocupamos cuando nos sumergimos en el ciclo de nuestras existencias. Lucha que dentro de toda nuestra Abya Yala y orbe las mujeres hemos venido dando y practicando, aunque clandestinas, para recuperar esa elección propia en nuestro primer territorio. Así nos enseñan las zapatistas en su Ley Revolucionaria de Mujeres en uno de los puntos exigidos en aquel decreto: Tercero: Las mujeres tienen el derecho a decidir el número de hijos que pueden tener y cuidar.

“Nosotras como mujeres tenemos el derecho de decidir cómo vivir en nuestros hogares y tenemos derecho de decidir con nuestra pareja cuántos hijos podemos tener y cuidar. Tenemos derecho a que nadie nos obligue a tener más o menos hijos, que nadie nos obligue a ponernos el dispositivo si no lo queremos, tenemos derecho a que se respeten nuestras decisiones y opiniones”.
Las experiencias contenidas aquí marcan el paso para movernos al ritmo de las estaciones humanas: nacimiento, crecimiento, madurez y muerte, asumir a su vez, los ciclos que no siempre terminan y cultivarnos con entereza en la comprensión de que no todos los cachorros nacen como nos muestra la naturaleza. Generosa ella, materializa el discernimiento para hacernos de nuestro devenir con la borraja, la ruda, el perejil, las hojas de frambuesa, hermanas que comparten sus propiedades anticonceptivas, depurativas y abortivas.
Cuando decimos que somos diosas, no lo decimos desde la soberbia ególatra y subyugadora que ciertas religiones le atribuyen a este concepto, al contrario dispersamos la concentración del poder para ejercerlo en cada una de nosotras, somos todas-poderosas, porque somos creadoras con nuestras cuerpas y lo único que podría quitarnos esa soberanía, nuestra fértil capacidad es el miedo, quien atrofia y sepulta la creación.
Despiertas de los tiempos de docilidad nos pusimos en acción de recrearnos, de contenernos, de unirnos y cuidarnos entre nosotras, subvirtiendo la maquinaría diostor-gineco-asistencia sobre las pacientes-pasiva-impedidas. “Rabo de zorra” se sitúa como un enérgico desinfectante curativo del despojo clínico que se hizo con los saberes de las mujeres con respecto a sus propios partos. Volver a comprender nuestros sentires, soltar las aprehensiones, olernos, animalizarnos, saber cuándo apartarnos, refugiarnos en las experiencias y amor de nuestras compañeras, en la incondicionalidad de nuestros compañeros y compañeres, entregarnos a la muerte al unísono para dar vida así como el orgasmo nos descubre, esa “pequeña muerte” que muy grande ha de ser sí matándonos nos nace; son libertades que atraviesan la confección de este libro-revista.

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