“Optamos por cargar a la espalda un futuro brumoso, para huir de la desazón y el derrotismo. Así también, en esta reedición ejercemos una mirada al pasado andino desde este presente ominoso post-pandemia, reapropiándonos del trayecto recorrido, para devolver el maltrato con un gesto de cortesía y reciprocidad. Esta es para mí la astucia de la subalternidad: la defensa de mi propia obra escrita, maltratada recientemente en traducciones y ediciones de la decadente eeuuropa. Queremos que nuestra palabra florezca en la lucha contra la expropiación, y exhibición de nuestros dolores y creatividades, para devolverlos a nuestro cuerpo con la dignidad del trabajo cumplido. Esperamos aportar una pizca de abono y hacer que esta tierra sea más habitable y amistosa para quienes producimos pensamientos, alimentos y trajines editoriales autogestionados. Nos inspira el deseo de que los objetos de la cultura, el pensamiento y la tierra no se dobleguen a la patente unilateral de los Imperios, y que mi trabajo no sucumba al manoseo de debates insustanciales, en los salones de la alta burocracia cultural, en los cursillos de las ong o en la “oficina” del bar o el café….”
Silvia Rivera Cusicanqui
“Optamos por cargar a la espalda un futuro brumoso, para huir de la desazón y el derrotismo. Así también, en esta reedición ejercemos una mirada al pasado andino desde este presente ominoso post-pandemia, reapropiándonos del trayecto recorrido, para devolver el maltrato con un gesto de cortesía y reciprocidad. Esta es para mí la astucia de la subalternidad: la defensa de mi propia obra escrita, maltratada recientemente en traducciones y ediciones de la decadente eeuuropa. Queremos que nuestra palabra florezca en la lucha contra la expropiación, y exhibición de nuestros dolores y creatividades, para devolverlos a nuestro cuerpo con la dignidad del trabajo cumplido. Esperamos aportar una pizca de abono y hacer que esta tierra sea más habitable y amistosa para quienes producimos pensamientos, alimentos y trajines editoriales autogestionados. Nos inspira el deseo de que los objetos de la cultura, el pensamiento y la tierra no se dobleguen a la patente unilateral de los Imperios, y que mi trabajo no sucumba al manoseo de debates insustanciales, en los salones de la alta burocracia cultural, en los cursillos de las ong o en la “oficina” del bar o el café….”
Silvia Rivera Cusicanqui