El pique (a propósito de Alto Hospicio)

Por Rodrigo Ramos Bañados

El pique es un orificio hecho en la tierra, siempre estrecho, oscuro, que al observarlo desde arriba, no pareciera tener fondo. La medición de la profundidad puede ser auditiva, al lanzar una piedra o una moneda. El golpe determinará la profundidad. Tal vez el sonido del golpe nunca se escuche. El pique parece ser la tarea de un solo minero, o tal vez dos. No parecieran caber más personas en el oficio de cavar y dinamitar. Piques mineros pueden hallarse por cientos en las pampas del norte. Imposible cuantificarlos, ni dimensionarlos. Hallar un pique en el desierto siempre genera interrogantes. Caer al interior de un pique es casi una muerte segura. Nadie escuchará los gritos. Nadie sabrá donde buscar. Y nadie buscará en un pique, porque seguro hay sorpresas.

La confesión de un ex carabinero, hace unos días, reveló que un pique ubicado en las cercanías de Alto Hospicio (Hospicio, según sus habitantes) había cuerpos de los detenidos desaparecidos. El hallazgo fue en los días en que la policía buscaba el rastro de las jóvenes desaparecidas en Hospicio. El ex carabinero dijo que sus superiores no denunciaron el hallazgo de los cuerpos. El silencio de los carabineros de la época revela la calidad ética del personal a cargo de Hospicio. Una inservible y corrupta policía y la abulia de las autoridades de la época, fue el escenario donde Julio Pérez Silva, el denominado sicópata, se movió como pez en el agua. Hay que agregar el prejuicio social que germinó la dictadura, avalada por los medios de comunicación, que en la pobreza sólo prolifera la delincuencia, prostitución y narcotráfico. Entonces, que se maten entre ellos, en las tomas de Hospicio. Nadie investigó ni nadie se preocupó.

En 2018 las tomas de Hospicio tienen otro acento. En las periferias de La Negra o El Boro habitan en su mayoría inmigrantes latinoamericanos, principalmente colombianos, peruanos y bolivianos. La mayoría se ha enterado del pasado por la serie que exhibe a la televisión, y que ha vuelto a visibilizar a Hospicio en el mapa nacional, como un lugar de delincuencia y narcotráfico.

Hace unos días llegué a un campamento en una rara noche de llovizna a presentar mi última novela. En la sede social, una dirigente, colombiana, se excusó de la nula presencia de personas a la presentación por la urgencia de la llovizna. La mayoría estaban ocupados arreglando los techos de sus casas. En un breve diálogo, la dirigente que se declaró lectora, habló de prejuicios, abulia de autoridades y una policía que juega al espectador.

Piques hay muchos en el desierto.

 

Rodrigo Ramos Bañados (Antofagasta, 1973) es autor de la novela Alto Hospicio (Quimantú, 2008), que motivó la novela gráfica del mismo nombre en 2009, con dibujos y guión de Carlos Carvajal. La novela Alto Hospicio es parte de la investigación de Ainhoa Vásquez Mejías en su trabajo Femicidio en Chile, una realidad ficcionada (Editorial Cuarto Propio).

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