Latinoamérica se contagia de esperanza ante el caos

 A siete meses de la revuelta nos volvimos a encontrar con Raúl. Virtualmente, ante las circunstancias, y con objeto del lanzamiento de Tiempos de colapso. Los pueblos en movimiento, una edición mancomunada entre Bajo Tierra Ediciones (México)[1] y Editorial Quimantú (Chile)[2]. La transmisión sirvió además para lanzar el canal de Youtube de Quimantú, el mismo donde se aloja el registro[3] de la presentación.

La instancia contó además con Andrea Quevedo de Bajo Tierra Ediciones, Siujen Chiang y Mario Sobarzo de Editorial Quimantú. Este último, que fungió como moderador, nos recordó al comienzo que hace ya una década, en una fecha similar, fue presentado Progre-Sismo. La domesticación de los conflictos sociales[4], también de Raúl.

Y es que una larga y estrecha amistad une al autor uruguayo con Quimantú, como señaló Siujen. Es un compañero que ha abierto puertas inimaginables para la editorial, permitiéndole no solo contar con sus publicaciones, sino que además conocer otras individualidades, organizaciones y experiencias latinoamericanas, ampliando así la mirada sobre nuestra región. La editorial lleva ya dos décadas esforzándose por posicionar temas que sirvan de insumo para los movimientos sociales, colectivos e individualidades rebeldes que de una u otra forma resisten al capitalismo.

El catálogo de Bajo Tierra también podemos considerarlo como una caja de herramientas. Es por ello que Andrea recalcó cuanto complace a dicha editorial el publicar un libro relacionado con los diversos mundos que habitan nuestra región, y si bien reconoce que, ante la dimensión de una mirada geopolítica puede que en algún momento nos sintamos insignificantes, no tardará en demostrarnos cómo, a través de ejemplos cercanos, ya sea política y geográficamente a nosotros, se teje cotidianamente el saber-hacer de las comunidades que se organizan para reproducir su vida. Proceso último por el cual también han pasado ambas editoriales, que ante la pandemia también han generado nuevas formas de vínculos laborales, relacionales y de comunicación con sus lectores.

Para Raúl, tras varios meses de cuarentena hay una gran necesidad de contar cosas. Y no se refiere solo aquello que los grandes medios evitan decir, sino que además, ante la coyuntura pandémica, a todo lo que las organizaciones populares se han guardado, no han podido comentar, revisar o conocer.

Se muestra sorprendido por la experiencia del Cauca colombiano, auténtica “minga hacia adentro” como concepto y realidad, la que nos muestra una doble armonía, entre comuneros y la madre tierra, entre el campo y la ciudad. Lo anterior también es visible en Perú, en donde gente que había emigrado de zonas rurales a las urbes buscando una oportunidad, retorna.

Es una una época en donde la violencia estatal y paraestatal recrudece en la región, como demuestran los malos gobiernos de Colombia, México y gran parte de Centroamérica, que llevan décadas de persecución sistemática de líderes y lideresas socioambientales indígenas y populares, infame práctica que comienza a replicarse en el Cono Sur, que suma innumerables casos de violaciones de derechos humanos tras el comienzo de las revueltas en Ecuador y Chile, perpetradas por policías y militares (con la venia de sus respectivos gobiernos). Asimismo, aún es patente la violencia racista de la que también hicieron gala militares, policías y civiles de ultraderecha durante la crisis política en Bolivia, por citar tan solo algunos casos. Es el momento de la deslegitimación de los Estados —asegura Raúl—, los que, cuando se blindan y aumentan su represión, demuestran su debilidad, no su fortaleza.

Hay dos sujetos colectivos que marcan rumbos en América Latina: las mujeres y las comunidades indígenas. Las primeras no declinan ante los femicidios y la criminalización sistemática de sus demandas (como lo demostró México ante los ojos del mundo). Empoderadas, se defienden y movilizan, consolidando su apuesta por el cuidado y reproducción de la vida, agudizando así la crisis del patriarcado.

Los pueblos originarios y afrodescendientes también abonan para el caos sistémico, aprendiendo en el duro camino de la pandemia, a cómo sostenerse e inclusive crecer, generando redes y nuevas formas de organización. Lo demuestra el movimiento zapatista, el que pesar del cerco mediático y hostigamiento paramilitar a sus comunidades, anunció una gira intercontinental, autodenominándose portadores del virus de la rebeldía.

El pueblo mapuche sigue firme, y con casi todo en contra, puede que se le haga retroceder algunos pasos, pero no se le podrá derrotar. De Chile Raúl también destacó el “once”[5] que tuvo lugar este año, con su marcado talante femenino, festivo, irónico y juvenil.

Tras la presentación se contestaron algunas preguntas sobre la coyuntura latinoamericana, particularmente acerca de la contingencia chilena. El vídeo se encuentra disponible en el canal de Yotube de Editorial Quimantú: https://www.youtube.com/watch?v=MzvJO62j2bw&t=787s

 

Tiempos de colapso. Los pueblos en movimiento, se compone de dos partes. Una compuesta de nueve artículos, denominada “Una mirada geopolítica desde los pueblos en movimiento”, en donde Raúl se ocupa del escenario mundial en el que se incubó la pandemia, los conflictos conllevados o agravados por esta, además de los posibles escenarios que sobrevendrán, con una mirada geopolítica global que no tarda en arribar a Latinoamérica.

El caos sistémico ahondado por la pandemia es revisado en la segunda parte, que toma a nuestro continente como derrotero, con veinticuatro artículos y un cierre provisorio, recogiendo experiencias de resistencias que proliferan por la región, inéditas o reinventadas ante la contingencia.

Pues en la América morena las protestas (algunas importadas o quizá ya demasiado convencionales) conviven con otras formas de manifestación indígena, negra y popular, no quedándose meramente en lo contingente o centrándose en demandas al Estado. Su objetivo apunta más a la reafirmación de autonomía territorial (como lo demuestran las movilizaciones mapuche, nasa o zapatista), y que ante la pandemia en curso, les ha significado un viraje hacia adentro, fortaleciendo sus relaciones material y simbólicamente, la búsqueda de la autonomía alimentaria, la “reapertura” de relaciones entre el campo y la ciudad, la preponderancia del valor de uso por sobre el valor de cambio, en clave comunitaria, de dispersión y no de concentración de bienes, es decir, una economía no capitalista.

Raúl, quien tuvo la osadía y perspicacia de escribir un libro en un período difuso, haciéndolo, como ya es costumbre, en un lenguaje ameno (que no simplificador) y también, posicionándose desde la segunda línea, por debajo de la panorámica espectacular y simplista que nos ofrecen (forzosamente) los medios de comunicación hegemónicos, aclara:

“El objetivo de este trabajo no es otro más que mostrar que las fuerzas capaces de hacer lo necesario para afrontar el colapso sistémico, del cual la pandemia es la punta de iceberg, ya existen, porque se han ido formando mientras se va desplegando el desastre. No tengo dudas de que son aún insuficientes, de que les falta recorrer un buen trecho para estar en condiciones de sobrevivir a la tormenta que se nos viene. Pero existen. Son luces que alumbran nuestros andares y son, aunque no le guste a los estadocentristas, la luz al final del túnel”.

Una cláusula abierta que nos introduce a su nueva obra, que aún no esquiva la contingencia y la urgencia por revisar otras experiencias en curso, que de seguro nos demostrarán que, tal como la rabia y el desosiego ya lo hicieron, como la esperanza, creatividad y rebeldía son también contagiosas.

Por Ignacio Andrés

América Leatina desde Abajo

San Bernardo, 6 de noviembre de 2020

[1] http://bajotierraediciones.org/

[2] https://www.quimantu.cl/

[3] https://www.youtube.com/watch?v=MzvJO62j2bw

[4] El libro que, analiza por entre otros aspectos, la contracara del progresismo en nuestra región, cuenta con una introducción que revisa el itinerario de Chile tras el terremoto que tuvo lugar en febrero de aquel año, tanto a nivel de la política social que implementó el gobierno de Michelle Bachelet, como también, y especialmente, el itinerario que siguieron las organizaciones de base tras la catástrofe. Se encuentra liberado: http://www.quimantu.cl/libro/progre-sismo/

[5] Para la ocasión, a partir del registro de Mario de Quimantú, Raúl escribió un breve artículo: https://desinformemonos.org/un-11-de-septiembre-diferente/

Compartir...
Share on Twitter Share on Facebook
Y tú, ¿Qué dices?