Letras, actos y dilemas precordilleranos

A principios de marzo del presente año se realizó la segunda versión de la Feria Independiente del Libro en Puente Alto (FILPA). Al igual que en la primera ocasión la sede fue la Plaza Elvira Matte —más conocida localmente como “La Monse” y contó con una feria editorial y gráfica, presentaciones de libros, conversatorios y diversos talleres. En un afán por superar la eventualidad y visibilizar los procesos e hitos que llevan a cabo las organizaciones sociales populares, nos hemos comunicado con parte de quienes estuvieron a cargo de la actividad para conocer más sobre su iniciativa y los balances que tienen al respecto.

 

¿Cómo surge FILPA?

Javier: La idea surgió, en primera instancia, en el marco de la Furia del Libro del año 2019. Martina estaba trabajando como librera en el GAM y yo en el puesto de Doble Ciencia vendiendo libros sobre Poulantzas y Althusser. Nos juntamos a tomar una bebida y comenzamos a divagar sobre la posibilidad de llevar otro tipo de publicaciones a Puente Alto. Distintas, digamos, a lo que podemos encontrar en Clavero, calle histórica para la venta de obras literarias en nuestra comuna, generalmente vinculadas a ediciones escolares y un poco menos críticas. Así nació la primera versión de la feria, en marzo de 2020.

Martina: En particular, pensamos en hacer una feria en la periferia, en este caso en Puente Alto, porque vivimos acá y planteamos una actividad para vecinos y vecinas, ya que el acceso al libro se encuentra centralizado y en nuestras comunas es mucho más limitado. De esta manera, se abre un espacio para vender y distribuir obras literarias aquí, de manera directa, con catálogos más amplios y una diversidad de publicaciones mayor, ya que las únicas formas de acceder a ello son las bibliotecas públicas y las librerías de mall, nada más.

 

¿Qué colectivos levantaron esta versión y la primera?

Martina: En la primera versión estuvo mucho más presente la Coordinadora Social Shishigang, en particular Matías Toledo y María Salinas, junto con otras personas que se sumaron de forma desinteresada a las gestiones. Básicamente, les pedimos ayuda para levantar la iniciativa. En lo personal, compartí la base de datos de la librería del GAM para invitar a las editoriales y desde la Coordinadora nos ayudaron muchísimo con la infraestructura: pensar el lugar, difundir, compartir los equipos de audio y conseguir toldos, mesas y sillas. En esa ocasión, hubo muchas más complicaciones e improvisación, pero lo fuimos resolviendo durante el día.

Javier: Claro, como dice Martina, la Coordinadora fue la organización que nos ayudó a sostener la primera versión de la feria en relación a su articulación y despliegue durante el mismo día. Esta situación cambió bastante con respecto a la segunda, en la cual se involucraron otras organizaciones e individualidades.

Alonso: Yo no estuve al comienzo de la iniciativa, en la primera versión. Fui invitado a la segunda por una compañera de militancia que también es parte de la Coordinadora Feminista 8 de Marzo, ya que vivo en Puente Alto. Soy militante del movimiento político y social Solidaridad, una organización feminista, comunista y libertaria, pero no participamos de la feria como tal, aunque sí sirvió como herramienta de difusión por redes sociales y contactos para determinadas tareas. Cabe aclarar que como colectividad nos interesa mucho apoyar estos procesos con el fin de reconstruir el poder popular autogestivo. Dentro de la feria, mi labor fue cambiando dependiendo de las necesidades de la etapa en que se encontraba el proceso. Principalmente, estuve junto a más compañeros y compañeras contactando y coordinando a los y las participantes, manejando nuestro Instagram y consiguiéndonos la infraestructura, además de las labores propias del día.

Patricio: En lo personal, me incorporé a la primera versión hacia el final, de manera voluntaria. Ya me había inscrito para participar con Anagénesis, la editorial donde trabajo, pero me di cuenta que se necesitaba apoyo en otros aspectos y ofrecí ayuda. Me sumé a la lectura de poesía de la jornada y traté de apañar en otras labores del día, como el homenaje al poeta José Ángel Cuevas[1] y ciertas coordinaciones directas en los puestos.

En la segunda versión fue distinto, ya que trabajé con Javier y Martina desde el principio, primero pensando el marco general de la actividad y luego sumando gente al equipo de trabajo. Después distribuimos las labores y echamos a andar todo con algunos meses de anticipación. En la organización también participaron la Coordinadora Social Shishigang, la Coordinadora Feminista 8 de Marzo, Modatima y Memorias en Resistencia, además de algunas individualidades muy apañadoras. Realmente fue caleta de pega, pero al final de la jornada valió la pena el esfuerzo.

 

¿Cuáles eran las expectativas previas a la realización de la feria, en torno a la actual coyuntura del país, considerando por ejemplo el no tan remoto término del confinamiento y la derrota del plebiscito de salida por una nueva Constitución?

Martina: En primer lugar, dar un nuevo uso y sentido a los espacios de nuestro territorio, en particular la plaza de la Monse (plaza Elvira Matte). En otras palabras, ocupar estos lugares regularmente y brindarles una nueva identidad, por ejemplo, para que sea el sitio donde vecinos y vecinas saben que realizamos siempre una feria.

Javier: Personalmente, mi expectativa tenía que ver con una cuestión de carácter performático, en el sentido de intervenir la Monse, una de las plazas más concurridas y populares –sobre todo después de octubre–, con libros que fueran vendidos por sus propias editoriales y, en algunos casos, sus autores y autoras. De algún modo, trasladar esa dinámica, que generalmente se da en ferias santiaguinas (pienso en Santiago Centro, Providencia y Ñuñoa), al territorio en que hemos vivido toda la vida. Me pareció, en este punto, una oportunidad de toparse con obras que no suelen mostrarse en la periferia, a pesar de que muchas veces esas mismas publicaciones hablan sobre ella.

Alonso: Me parece que las expectativas estaban influidas por el contexto en que nos encontramos. Al menos volver a reencontrarse y acompañarse, con la idea de ir sosteniéndonos y recomenzar a levantar actividades que estuvieron suspendidas por más de dos años, las cuales nos permitieron organizarnos nuevamente con quienes habitan este territorio, desarrollan oficios desde lo contracultural o con perspectiva transformadora y son afines a todo esto.

Patricio: Quizá sumaría a lo ya dicho la nula intención del municipio de levantar actividades así. Es ilustrativo en ese aspecto que estemos pensando en la 3era FILPA y la municipalidad aún no realice una primera versión de su parte. Pareciera que la cultura la entienden de forma limitada e instrumental, sólo si les sirve para algo, sin considerar lo importante que es para vecinos y vecinas contar con una feria periódica donde acceder a libros distintos, interesantes y al alcance del bolsillo. Tal como dijo Martina, en Puente Alto no hay librerías especializadas, sólo contamos con las bibliotecas públicas y lo que pillamos en el mall, por lo que urge fomentar más instancias como esta.

 

¿Qué destacan de esta última jornada?

Alonso: Me pareció destacable la convocatoria que se generó por parte de los colectivos que decidieron participar de la feria, como editoriales, organizaciones sociales, artistas, oficios, entre otros, lo que incluso nos puso en aprietos, porque no éramos un grupo grande ni contábamos con muchos recursos, pero estábamos convencidos y convencidas de brindar condiciones dignas a quienes quisieran sumarse. Así, se logró levantar la feria desde la autogestión, en base a mucho esfuerzo y dedicación.

Martina: En esta última jornada, especialmente, hay que considerar que fuimos muchas más personas en la organización, con un mayor diálogo grupal y apoyo mutuo en las labores. Por lo mismo, cada decisión fue mucho más conversada y se consideraron todos los puntos de vista. Esto fue más enriquecedor y consciente en su proceso, lo que marcó una notable diferencia con respecto a la versión anterior.

Patricio: Además de lo expuesto por Alonso y Martina, me gustaría agregar la complicidad del público hacia el final de la actividad. Al principio nos tocó un calor tremendo, el día más sofocante del año hasta ese momento, pero después de las 18hrs la gente repletó la plaza. La mayoría de las editoriales se fue conforme con las ventas y el cronograma se cumplió a cabalidad, aunque un poco desordenado por algunos imprevistos. De hecho, en el cierre de la jornada, mientras algunas personas de la organización guardábamos la infraestructura básica, se proyectó un documental por parte de Memorias en Resistencia y la feria siguió con una convocatoria muy nutrida. Fue bonito y enriquecedor en varios aspectos. Así dan ganas de seguir.

Javier: Claro, comparto lo dicho por mis compañeros y compañera. En ese sentido, me parece destacable que la FILPA ahora se transformó en un colectivo de personas, representantes de una organización o no, que están dispuestas a seguir trabajando juntas y pensando la feria.

 

¿Cuáles son los objetivos tras la feria?

Alonso: El objetivo es continuar con una nueva versión el 2024, pero a la vez lograr actividades dentro del territorio durante el año, no sólo porque es el fin de la feria en sí misma, es decir, desplegar jornadas culturales en Puente Alto, sino también porque nos servirá de pie para la siguiente instancia. Además, queremos contar con nuestra propia infraestructura, lo que también nos permitiría apoyar a otras organizaciones y articularnos para reconstruir el tejido social.

Martina: En ese sentido, quizá el objetivo principal sea volvernos una organización más autónoma, que no dependa tanto del municipio, algún poder político en particular u otros factores externos. Eso nos permitiría mayor independencia y un diálogo más libre a la hora de articularnos. Además, sería interesante profundizar y darles protagonismo a las actividades en torno a la niñez, con un enfoque puntual en ello o con jornadas complementarias que ahonden en esa literatura también.

Javier: A mí me parece que un objetivo importante, y esto tiene que ver con el balance colectivo que hicimos de la feria, es poder convocar, sobre todo, a otras zonas de Puente Alto para una próxima versión. Y no sólo de la comuna, también pienso en La Pintana, Pirque o San José de Maipo, por ejemplo. Además, sería interesante que esta iniciativa se impregne cada vez más de las necesidades e inquietudes de nuestro propio territorio, como lo medioambiental, problema particularmente crítico en esta provincia.

Patricio: Creo que lo fundamental ya está dicho, pero no está demás agregar que resulta urgente fomentar un ecosistema literario mayor en las periferias de la región. Una feria anual es importante, pero no basta. También hacen falta librerías, talleres, editoriales, centros culturales autónomos y un circuito más grande donde vecinos y vecinas puedan acceder a obras literarias con más facilidad. No puede ser que tengamos que viajar más de una hora para optar a ello con dignidad. Si los distintos municipios han abandonado esa causa por décadas, creo que nos corresponde organizarnos más y mejor para profundizar la cultura propia en nuestros territorios. Creemos que esperar sin hacer nada no es opción y por eso pretendemos insistir con todo esto.

 

Por Ignacio Andrés

San Bernardo, Santiago de Chile, 12 de mayo de 2023

 

[1] José Ángel Cuevas fue integrante del grupo América durante la década de 1960, mientras estudiaba Filosofía en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, y es hoy uno de los poetas influyentes en las nuevas generaciones de escritores. Fuente: https://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-100656.html

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